
Nuevo espacio de discernimiento
Durante muchos años hemos trabajado, en la Pastoral Vocacional, apuntando a nuestros jóvenes, dado que es la edad natural propia de las grandes preguntas por el futuro, de las inquietudes, sueños y concreciones.
Todo esto nos llevó a postergar, por razones lógicas, a las personas adultas. En ellas el tema vocacional se plantea de manera más delicada y compleja.
Mezclar las edades nunca resultó bueno ya que los planteos y búsquedas son totalmente diferentes.
Sin embargo, nos hemos cruzado con muchas personas adultas que pedían espacios de acompañamiento donde poder profundizar sobre su misión en la vida, su lugar como “obreros del Reino”.
Muchos no han tenido la posibilidad de pensar, por diferentes motivos, su “llamado” y con el paso del tiempo, muchas vidas han quedado truncadas.
No se trata solo de adultos que estén pensando un cambio de vida, sino también, personas que deseen profundizar en su propia historia y descubrir dones que tienen “tapados”. Pequeñas decisiones en la vida cotidiana, ayudan a que la persona se despliegue y encuentre nuevos caminos.
Muchas veces, la confianza, la orientación, el aliento y un sano discernimiento, ayudan a descubrir el paso del Espíritu por la propia vida.
Si decimos que toda persona tiene vocación y que debe buscar y encontrar su lugar dentro del cuerpo eclesial, tenemos que dar espacio a esta realidad.
¿Qué proponemos?
Una serie de encuentros, donde ayudaremos a la persona a pensar temas vinculados a la búsqueda personal, ya sea vocacional o de opciones de vida cotidianas, que le permitan descubrir y poner sus dones al servicio del Reino.
Dar pautas para que la persona ponga nombre y apellido a aquello que desea en función de la llamada de Dios y que le permita desplegarse más como persona.
Crear un espacio donde las personas de edad adulta puedan compartir sus inquietudes.
¿Qué hace falta?
– Si presentás a alguien, que lo conozcas bien.
– Que la persona tenga 30 años (o más)
– Que esté en un camino de búsqueda real y que desee hacer una opción.
– Que desee hacer un camino de profundización en su vida.
– Que esté acompañado, es decir que este proceso se de en el marco de una acompañamiento espiritual.
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